La cultura del orujo
Galicia y orujo se vuelven uno. La destilación de aguardiente no tarda en calar y echar raíces en la tradición de estas tierras pobladas de viñas. El orujo pronto se convierte en una bebida fuertemente integrada en la vida de nuestros labriegos y marineros y las costumbres se van forjando.
El mundo que se crea entorno a los orujos es amplio y conocido. Hablamos de hábitos y leyendas, de oficios y comercio. En la vida del rural gallego, muchas mañanas comienzan con una copita de aguardiente para “matar al bicho”. Ligado a los orujos han ido siempre los remedios medicinales, pues se creía –y se cree –que entre los beneficios de las bebidas espirituosas se encontraba mejorar la salud y alegrar el espíritu.

Y al igual que en todos los hogares la sobremesa se hacía con las gotas del aguardiente, en todas las casas se poseía un brebaje único e irrepetible. La cultura del orujo forjaba el tradicional –y casi extinto –oficio de aguardentero. Los alambiques portátiles se hacían seña de identidad gallega, pues los aguardenteros los llevaban de casa en casa, elaborando el producto que la receta particular dictaba. Las costumbres daban lugar a un gran escenario de comercialización rural.
La peculiaridad de esta estampa es quizás la simbología y los rituales que esconde, pues el mundo de los licores en Galicia se erige sobre profundas creencias que incluyen supersticiones y leyendas paganas entremezcladas con un componente religioso.
Mouchos, coruxos, sapos e bruxas
Galicia, tierra de mitos y meigas, tiene su propia bebida para protegerse ante maleficios y mantener a los espíritus alejados: la queimada. Un conjuro acompaña a su degustación.
En el corazón de la zona vieja de Santiago de Compostela, en la calle Xelmírez, presenciamos el ritual mágico. Fuco Lois es uno de los bares que acercan a turistas y no turistas esta tradición de largo recorrido. Allí, el camarero, comparte con Gallego y en Botella algunas claves de la queimada:
“La influencia de los celtas en esta tradición es notable. De ellos heredamos la creencia en el significado de los distintos elementos que se usan para hacerla. La taza de barro representaría la tierra, el aguardiente el agua y, el fuego no puede vivir sin el aire. Las creencias en la brujería y los espíritus era algo típico de lo rural en Galicia y la queimada hace perdurar, a día de hoy, esta magia”
Antaño, eran el aguardiente y la miel los principales ingredientes. En la actualidad, se hace principalmente con aguardiente, azúcar, piel de naranja y limón y café. También es posible añadir otros ingredientes como uvas, algo que estaría determinado por el gusto del consumidor. Además, dependiendo de las personas las cantidades varían, especialmente la del azúcar.
En Fuco Lois llevan desde sus inicios realizando el ritual de la queimada, unos inicios que se remontan a 1980.